Sunday 23 October 2016

Estado de Emergencia

Para mis bacterias, a quienes amo...un pensamiento.
Porque tuve que usar antibióticos, no tuve alternativa. Porque me duele pensar que me dejan algunas, porque la indiscriminada matanza se llevará consigo partes de mi persona, mi personalidad, mi historia, desde mis primeros años. Una tragedia de dimensiones procarioticas en el ecosistema de mi persona.)




A todos los individuos que me forman. Porque somos una sola. Uno.
Porque las pienso y porque es por ellas que pienso como pienso.
La inmensidad de su importancia. Las quiero. Me quiero. Mis gordas. Lindas. Lindas todas. Lindos todos. Espirales, esferas, bacilos, comas. Punto.
Variadas, de todo tipo, de personalidades microscópicas pero infinitas.
Si un paracetamol ya les causaba dolores de cabeza. Ahora esto.
Se aferran desesperadas a mucosas, intestinos, lo que pueden.
El apéndice como un Dios, creando, dirigiendo, como un comandante, dando órdenes, ejecutando con precisión, más deprisa, más deprisa, rápido, más bacterias, más bacterias, más, salgan afuera, batalla!
Estado de emergencia.
Familias enteras. Clanes. Especies.
El árbol genealógico de mi existencia.
Los antibióticos amenazantes, asesinando ciegamente a la bacteria que se les ponga enfrente.
Llanto, gritos de bacterias chicas que no logran encontrar a sus padres.
Padres, que no encuentran a los niños. Imposible.
Antropomorfisadas, todas. En mi mente.
La destructiva consecuencia de éste cuerpo que no ha podido librarse sólo de una tos.
Una sinusitis, un cof cof cof que no ahuyentaban los jarabes.
Bacterias rápidas, huyen aterrorizadas a cavidades, se alejan de calles principales.


Desde fuera se les puede sentir el miedo, el dolor, la angustia de una masacre no prevista.
Habrá algunas que no regresarán jamás. Familias que se verán aniquiladas por completo. Versiones especiales que produjo alguna cosa que comiera cuando niña. Nunca más. Nunca más me saludarán desde adentro de mí misma.
Mi personalidad cambiante, de tristeza quizás, porque ellas ya no están. Porque siempre que se acaba algo, existe un cambio. Porque el cambio causa sentimientos encontrados. Porque son ellas las que me hacen como soy.
Porque en realidad, el cerebro de la personalidad está en la panza.  


Adiós. Bacterias, adiós.
Las quiero.